En Wembley 1966, Inglaterra ganó su único Mundial al vencer 4-2 a Alemania Federal tras prórroga. El tercer gol de Geoff Hurst, que rebotó en el travesaño, fue convalidado por el juez de línea soviético; el “gol fantasma” desató debates que durarían décadas. Sin embargo, el torneo consolidó a los anfitriones y aceleró discusiones sobre tecnología arbitral. Además, la final instaló a Hurst como héroe con un hat-trick y marcó un hito de audiencias televisivas.