En 2010, Sudáfrica organizó el primer Mundial en África y puso a Soccer City, en Johannesburgo, como escenario central. El clima fue inconfundible: vuvuzelas y tribunas a todo color. La final coronó a España 1–0 con el gol de Andrés Iniesta en el minuto 116. Iker Casillas había sostenido ante Robben. Además, el torneo dejó un legado de infraestructura y proyección continental para el fútbol africano, mientras tanto consolidó a Sudáfrica como gran sede de eventos, y un balón Jabulani muy discutido.