En 2022, en el Estadio Lusail de Qatar, la final Argentina–Francia elevó un 3–3 inolvidable que se resolvió por penales. Messi y Di María adelantaron; Mbappé forzó la prórroga con un hat‑trick. Además, el recinto de fachada dorada se instaló como icono arquitectónico y televisivo del torneo. Por otro lado, la magnitud de audiencias reabrió debates tácticos y de espectáculo. Finalmente, Lusail quedó como catedral contemporánea y memoria compartida de una era que coronó la tercera estrella albiceleste.