En México 1986, Dinamarca debutó en los Mundiales y deslumbró como “Danish Dynamite”: venció 1-0 a Escocia, goleó 6-1 a Uruguay y superó 2-0 a la RFA para liderar su grupo con fútbol audaz. Con Elkjaer y Laudrup como estandartes, impuso presión alta y transiciones veloces; sin embargo, cayó 5-1 ante España en octavos, con póker de Butragueño. Además de consolidar al fútbol danés en la élite, dejó un modelo ofensivo que influiría en generaciones nórdicas. Finalmente, evidenció que un debutante podía competir.












