En Suecia 1958, Just Fontaine firmó 13 goles en seis partidos y estableció el récord absoluto en una sola edición del Mundial. Con la Francia de Albert Batteux y el pulso creativo de Raymond Kopa, repartió eficacia en Solna, Norrköping y Gotemburgo; sin embargo, el equipo fue tercero tras caer ante Brasil. Además, su cosecha desplazó marcas previas y fijó una vara que, por otro lado, la paridad moderna volvió casi inalcanzable. Finalmente, Fontaine quedó ícono de la era ofensiva de posguerra.













