Ciudad de México, 1986, Estadio Azteca. El 1-0 ante Inglaterra nació de una mano no advertida: Ali Bin Nasser convalidó y el juez de línea Bogdan Dochev no intervino, mientras Peter Shilton quedó descolocado. Sin embargo, la jugada condensó tensiones de época y avivó una rivalidad que marcó a dos naciones. Además, el escándalo reavivó debates sobre arbitraje y protocolos que, décadas después, confluirían en tecnología y control asistido, del adicional de área al VAR. Un hito del Azteca que aún divide miradas.












