China 2007, Shanghái, estadio Hongkou. Marta, con 21 años, fue Balón y Bota de Oro del Mundial femenino: gambeta y goles que llevaron a Brasil a su primera final. Sin embargo, Alemania ganó 2–0 y Nadine Angerer le atajó un penal que quedó como postal del torneo. Además, el impacto global de su figura aceleró inversión y visibilidad para la disciplina; por otro lado, Brasil consolidó una generación que inspiró a Sudamérica. Finalmente, Marta quedó símbolo de excelencia y resiliencia mundialista.