En Qatar 2022, el Estadio Lusail se volvió símbolo contemporáneo: fachada dorada trenzada, luz cálida y 88.000 testigos para la final Argentina–Francia. Fue 3–3, con Messi y Mbappé en duelo histórico, y Dibu Martínez decisivo en los penales que sellaron la tercera estrella albiceleste. Sin embargo, más que un marcador, quedó una memoria colectiva: catedral moderna por estética y escala, y emblema de infraestructuras de última generación.













